¿Cómo afectan los problemas de fertilidad a nivel psicológico?
La Organización Mundial de la Salud define la infertilidad como una enfermedad del sistema reproductivo masculino o femenino determinado por la imposibilidad de lograr un embarazo tras 12 meses, o más, de relaciones sexuales regulares y sin protección.

Actualmente, la frecuencia de aparición de los problemas de fertilidad está aumentando. En las sociedades desarrolladas, especialmente, se está convirtiendo en una problemática cotidiana. Además de por causas médicas, esto puede ser debido a otros factores sociales entre los que se encuentran el retraso en la decisión de tener hijos o que los jóvenes se independizan a una edad más tardía.
Mi salud mental cuando no consigo el embarazo
A nivel general, la población tiene la idea errónea de que cuando una persona o pareja decide aumentar su familia, lo conseguirá de manera natural y sencilla. Incluso se llega a creer que las personas podemos tener cierta voluntariedad sobre el proceso del embarazo. Por ello, es habitual que cuando alguien se encuentra con un problema de esta índole, le pueda conllevar un impacto en su salud mental y psicológica a diferentes niveles.
Es importante destacar que no se puede determinar la misma afección a todas las personas por igual, ni siquiera que a todo el mundo le vaya a afectar psicológicamente. Pero en un alto porcentaje de personas y parejas que están pasando por un tratamiento de fertilidad, se observa diversa sintomatología psicológica.
Esto es debido a que, para muchos de ellos, el hecho de darse cuenta de que tienen un problema de fertilidad y necesitan un tratamiento especial para poder tener hijos/as, les supone una crisis vital con un alto impacto emocional, caracterizado por la toma de complejas decisiones, incertidumbre, falta de seguridad sobre si el tratamiento será efectivo y conseguirán ser padre o madre y sin olvidar que en la mayoría de casos, esto se alarga durante un tiempo bastante prolongado.

Síntomas ante la imposibilidad del embarazo
La sintomatología más común que se observa en consulta asociada a la sorpresa de que exista un problema de fertilidad o la dificultad de concebir un/a hijo/a de manera natural junto con las dudas sobre el tratamiento, sería:
- Crisis vital. Las personas o parejas inmersas en este problema suelen sentir una crisis existencial al conocer su dificultad o incapacidad para seguir el procedimiento natural para tener un hijo/a.
- Frustración. El deseo y las expectativas de tener un/a hijo/a se ven frustradas alterando el plan de vida que tenían trazado.
- Sintomatología depresiva.
- Sintomatología ansiosa.
- Devaluación del autoconcepto que conlleva características de baja autoestima, sentimientos de inferioridad y baja autoconfianza.
- Sentimientos de culpa y remordimiento.
- Problemas de pareja e incluso, afectación en el ámbito sexual de la relación.
- Inestabilidad emocional.
- Duelo. Muchos interpretan su incapacidad para concebir de forma natural como una pérdida. Esta pérdida puede sentirse en diferentes momentos del proceso: cuando el embarazo no se produce naturalmente, cuando los tratamientos de fertilidad no son exitosos o en el caso de que produzca un aborto.
La ayuda que necesito
Por todo lo citado anteriormente, es importante y aconsejable contar con ayuda de un profesional que facilite la gestión del impacto psicológico que puede conllevar los problemas de infertilidad y su tratamiento. Especialmente, en aquellas personas que sean más vulnerables en función de distintas características:
- Ante la existencia de desajuste emocional personal o en la pareja.
- Ausencia o existencia de inadecuados recursos psicológicos que modulen el impacto de la noticia de infertilidad y/o del tratamiento.
- Características intrínsecas al problema y el tratamiento como puede ser el diagnóstico, la duración o tipos de tratamientos recibidos.
- Características sociodemográficas como la edad, el género, hijos o los recursos económicos.

La terapia psicológica
La terapia psicológica se concibe como fundamental a lo largo de todo el proceso. La base de la intervención será promover un espacio abierto y cómodo para expresar libremente los sentimientos y reacciones que vengan provocados por todo lo que se está viviendo. A partir de ahí, se podrá dotar a la pareja o persona de los recursos y habilidades necesarias para enfrentarse a la situación en la que están inmersos.
Intervención psicológica
Algunos de los aspectos a trabajar serán la reestructuración de los valores existentes sobre la paternidad y maternidad biológica, los sentimientos de culpa, así como el autoconcepto y autoestima que se haya visto devaluada como el proceso en sí mismo.
Igualmente será importante la intervención para gestionar o prevenir la sintomatología ansiosa y/o depresiva. También será relevante fortalecer la relación de pareja, en el caso de que la haya, en cuanto a mantener una comunicación adecuada, promover el apoyo emocional, la toma de decisiones conjunta y trabajar sobre el ámbito sexual si se ha visto afectado. Además, la intervención psicológica puede ser de ayuda para la preparación emocional de cara a la intervención y el tratamiento de fertilidad al que se está sometiendo la pareja o persona.

Así, todas aquellas personas o parejas que se vean reflejadas en estas palabras, no duden en contactar con un profesional de la psicología, que os ayude a gestionar la situación que estáis viviendo y a conseguir las herramientas necesarias para gestionarlo de la manera más adecuada posible.