Tres estilos de respuesta para una vida plena
El auge de las terapias de tercera generación ha supuesto la aparición de nuevos modelos psicológicos que mejoran y complementan la aproximación del proceso terapéutico. Entre estos nuevos modelos se encuentra la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), una terapia que proporciona una visión contextual y explicativa sobre nuestra forma de actuar, sentir y pensar.

Terapia ACT
La Terapia de Aceptación y Compromiso entiende el sufrimiento y el placer como parte de la condición humana. Ambas emociones constituyen una misma dimensión, por lo que una no puede darse sin la otra.
De la sociedad se aprende a guiar el comportamiento humano hacia la búsqueda del placer y la eliminación del sufrimiento. De esta manera, el intento de controlar el sufrimiento e inhibir todo aquello que causa malestar genera, paradójicamente, un aumento del mismo. La terapia, por tanto, está centrada en:
- La aceptación del dolor como parte ineludible de la vida.
- La acción consciente como herramienta de cambio entre aquello que vivimos y la experiencia que nos provoca.
Para conseguir esto, es fundamental trabajar sobre nuestros estilos de respuesta, es decir, sobre la forma en la que nos relacionamos tanto con nuestro entorno como con nosotros mismos. En definitiva, trabajar sobre nuestros pensamientos, emociones y conductas para poder adoptar una vida consciente y plena.
Estilos de respuestas de ACT
Para entender los diferentes estilos de respuesta propuestos por ACT, es necesario conocer los procesos implicados en la flexibilidad psicológica. La flexibilidad psicológica consiste en un proceso de regulación que abarca aquellos procesos mentales que nos permiten adaptarnos funcionalmente a las diferentes situaciones que afrontamos en nuestro día a día.
- Atención flexible al momento presente, viviendo y disfrutando cada situación en el aquí y el ahora.
- Aceptación de aquello que nos genera malestar, como parte ineludible de nuestra vida.
- Defusión o distanciamiento ante nuestros pensamientos y emociones entendiéndolos como procesos mentales y no como hechos literales de nuestro yo.
- Yo como contexto, en el momento presente.
- Clarificación de valores, de aquellos aspectos importantes para nosotros y sobre los que decidimos basar nuestras vidas.
- Compromiso con los valores, realizando acciones guiadas por lo que verdaderamente nos importa y da sentido a nuestra vida.
Tres estilos de respuesta para llevar una vida plena
Cada uno de los procesos implicados en la flexibilidad psicológica está vinculado, en mayor medida, con otro concreto, conformándose así tres pares de procesos, entendidos como estilos de respuesta:
- Estilo abierto (aceptación, defusión)
- Estilo centrado (momento presente, yo como contexto)
- Estilo comprometido (valores, compromiso de acción)
1. Estilo de Respuesta Abierto: Aceptación y Defusión
Tanto la defusión como la aceptación dirigen a la persona hacia la apertura y la experiencia directa. La primera supone una separación entre el pensamiento y el comportamiento de la persona, contrariamente al concepto de fusión cognitiva. El proceso de defusión plantea una observación y consideración de las vivencias dolorosas desde la perspectiva del no juzgar.
La aceptación, por su lado, permite la implicación del individuo de manera plena en las experiencias vividas sin tratar de modificarlas o cambiarlas, no luchando contra ellas. De manera opuesta a la aceptación, encontramos la evitación como forma de rechazo al contacto con las propias vivencias internas.

2. Estilo de Respuesta Centrado: Momento Presente y Yo como Contexto
La aceptación y la defusión son posibles gracias a los procesos de atención flexible al momento presente y vinculación del yo como contexto. Estos dos factores suponen el eje central del modelo, permitiendo a la persona ser consciente del aquí y ahora.
La atención flexible al momento presente impide que se den las conductas de evitación mediante la observación centrada, voluntaria y flexible del presente. Su proceso opuesto se trataría de la atención inflexible, donde algún suceso pasado o futuro es el centro de la observación, aumentando las probabilidades de que la fusión cognitiva guíe la conducta. Por otro lado, el yo como contexto implica una salida del yo como concepto.
El yo como concepto supone la unión de los actos con las categorizaciones propias de cada individuo. Es decir, el comportamiento irá ligado al autoconcepto, a los pensamientos y emociones con los que cada persona se define. El yo como contexto permite observar desde el momento presente, sin necesidad de vincular conceptos del pasado con nuestro yo, y por tanto a las respuestas conductuales y emocionales.
3. Estilo de Respuesta Comprometido: Valores y Compromiso de Acción
Los valores son aquellos objetivos vitales que guían y dirigen el comportamiento. Son elegidos libremente por cada persona. Estos objetivos dan sentido a nuestras conductas y las dotan de dirección y determinación, generando metas específicas para alcanzarlos. No tener claros estos valores conlleva una quiebra de los mismos, provocando un aumento de la evitación experiencial y de la inactividad. El compromiso de acción supondrá la realización de conductas basadas en los valores desde el aquí y ahora, tratando de contrarrestar la inactividad y la evitación experiencial.


Esther Villegas Fernández, graduada en Psicología por la Universidad de Granada, continúo su formación especializándose en Psicología General Sanitaria, Psicología de la Intervención Social y Orientación Educativa.
A lo largo de su trayectoria ha trabajado diferentes trastornos y problemas psicológicos en población adulta, entre otros, problemas de ansiedad, dificultades emocionales, depresión, dependencia emocional, trastornos alimentarios, estrés, duelo… Destacando, sus años de experiencia en psicología infanto-juvenil, atendiendo problemas de conducta y emocionales, dificultades educativas, trastornos del desarrollo, problemas atencionales o pautas educativas parentales…
Ha colaborado como psicóloga en distintos servicios e instituciones como centros de protección de menores, departamentos de orientación, servicios sociales, asociaciones y clínicas de psicología. Posee experiencia y formación en Terapia Cognitivo Conductual y Terapias de Tercera Generación (Terapia de Aceptación y Compromiso).
En su trabajo adopta una perspectiva integradora, valorando y aplicando aquellas técnicas psicológicas que mejor se adapten a la situación del paciente. Desde una perspectiva centrada en la persona, abarca el ámbito personal, familiar, social y educativo/laboral para la mejora del bienestar personal y psicológico.