Qué es el bullying

El Bullying es un término inglés para el que no tenemos una palabra exacta en español que transmita fielmente su significado. Lo más parecido serían conceptos como “matonismo”, “maltrato”, “intimidación” o “acoso” entre iguales. El bullying se emplea para describir un tipo de acoso en el que se usa el poder en forma de fuerza y/o influencia, generalmente en etapas educativas, para victimizar a un individuo de forma intencionada y sostenida en el tiempo.

En sus inicios el concepto surgió para definir un tipo de acoso escolar entre iguales. Sin embargo, este el tipo de conductas y relaciones se puede extender a otro tipo de contextos. Así hablamos de “Ciberbullying” cuando este acoso se produce a través internet o dispositivos móviles, o de “Mobbing” cuando se extiende a la etapa adulta en ambientes laborales que resultan realmente desmoralizantes y dañinos para la víctima.

El uso del término bullying en adultos es algo relativamente poco extendido. No obstante, Leyman (González de Rivera, 2005) recomienda que utilicemos ese concepto en casos en los que la agresión o violencia física ocupa un lugar importante en la pauta general de acoso laboral. Se reserva el término Mobbing para los procesos de acoso más esencialmente psicológicos, que suelen requerir de dinámicas organizativas que lo sustenten.

Las claves del bullying en el contexto escolar

¿Cuál es la incidencia del acoso escolar?

La Fundación Mutua Madrileña y Fundación ANAR (2022) indican que en el curso académico 2021/22:

  • Uno de cada cuatro alumnos/as (24.4%) cree que hay alguien en su clase que sufre acoso escolar. La percepción del alumnado sobre la incidencia del acoso escolar ha decrecido con relación a los años anteriores a la pandemia. En 2016 el acoso escolar ascendía al 50.1% y se mantuvo sensiblemente por encima del 30% entre 2017 y 2019.
  • Las situaciones de acoso escolar afectan en mayor medida a una única persona, tanto si la víctima es una chica (47,2%) o un chico (55,2%).
  • El 29,9% de los alumnos/as comenta que la víctima ha sufrido acoso escolar durante más de un año.

¿El bulling pasa sólo en las aulas?

El contexto escolar no se centra en el aula, sino que abarca espacios dentro del centro (recreos, pasillos, baños), así como espacios próximos (entradas/salida del centro, camino a casa o en la ruta al centro).

¿Cuándo las relaciones escolares dejan de ser una “cosa de niños”?

Ya que son muchos los espacios donde se puede llegar a presenciar bullying, hay una serie de aspectos claves que deben hacer saltar las alarmas tanto en los compañeros espectadores, como en los adultos familiares o responsables del aula:

Comportamiento del agresor

Con frecuencia el agresor se muestra agresivo, suele formar parte de peleas y enfrentamientos, a menudo no controlan sus impulsos o reacciones, y las justifican sin valorar la gravedad de sus actos. Los tipos de conducta del agresor incluyen:

  • Relación jerárquica de poder (fuerte/débil), con ataques físicos o verbales, destinados a causar miedo, dolor, daño o incluso pérdida de bienes a la víctima.
  • Maltrato social, en forma de ataques verbales como insultos, motes vejatorios, comentarios racistas, difusión de rumores, o ignorar o aislar a la víctima.
  • Maltrato sexual, que puede incluir abusos, intimidaciones y vejaciones.
  • Maltrato indirecto, cuando se incluyen amenazas de agredir a terceros (como hermanos, amistades o mascotas).
  • Los ataques se inician en ausencia de provocación por parte de la víctima. Sin que haya necesariamente una causa clara o controlable para la víctima.
  • Los ataques son repetidos y sostenidos en el tiempo, o incluso aleatorios.
  • Comportamiento de la victima.

Los dos puntos anteriores generalmente conducen a una pérdida de intento de defensa por parte de la víctima (aun habiéndola inicialmente). Se llega a una situación de “indefensión aprendida” en el aula, con un alto coste que se traslada a otras áreas relacionales familiares y amistades, así como el propio desempeño escolar:

      • La víctima se muestra más triste y vulnerable
      • Falta a menudo a clase, o hay cambios de actitud respecto a los estudios (disminuye la participación, el interés y el rendimiento)
      • Se relaciona menos con los compañeros
      • Pide reponer bienes materiales
      • Puede presentar marcas o rasguños
      • La víctima puede llegar manifestar malas conductas, que a veces pueden llegar a ser la única señal de que algo no va bien.

Una vez detectado el bullying

Los centros escolares están obligados a parar situaciones de acoso entre sus alumnos/as. ¿Qué debe hacer un centro?

    • Comunicar la situación al Equipo Directivo y de Orientación.
    • Hablar con las partes implicadas “Agresor”, “Victima” y posibles “Espectadores” para recabar información.
    • Hablar con las familias de las partes directamente implicadas.
    • Trabajar el tema en clase o tutorías. Hay programas específicos para prevención e intervención del acoso escolar.
    • Facilitar apoyo psicológico a la víctima.
    • Realizar un seguimiento y evaluación de las medidas adoptadas.
    • Valorar la solicitud de colaboración de otros organismos y profesionales: Inspección educativa, Centro de Formación al profesorado, Fiscalía de menores la sección de Reforma o Menores en conflicto social, Policía Municipal, Servicios Sociales y Servicios de Salud.

    Intervenciones efectivas para tratar el acoso escolar

    Como formas de intervención efectivas destacan, según el informe más reciente de Fundación ANAR (2022):

    • Las actividades de sensibilización y prevención de especialistas (86,3%).
    • Protocolos de actuación (observación, detección e intervención inmediata) (78%).
    • La formación del profesorado (herramientas de sensibilización, material didáctico) (75,3%).
    • En Primaria resalta la formación de los profesores/as (51,3%) y, en Secundaria, implementar la figura del Coordinador de bienestar (54,8%).

    Asistencia psicológica

    La gran mayoría del alumnado piensa que el bullying afecta a la víctima. No obstante, llama la atención que, tras los talleres de prevención del bullying, aumenta considerablemente la cantidad de alumnos que opinan que el bullying también perjudica al agresor, a los observadores, al profesor y a las familias.

    La asistencia psicológica está indicada y puede ser muy eficiente no sólo para atender y empoderar a la víctima. Sino también para tratar a la figura del agresor pues una persona que usa la violencia para imponerse difícilmente estará en una situación de equilibrio o bienestar emocional, y debe adquirir pautas y herramientas para una participación social adaptativa.

    Si quieres contar con la ayuda de los mejores profesionales, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

     

     

     

    Ana Teresa Muela Mora

    Ana Teresa Muela Mora

    Psicóloga colaboradora de PsicoAbreu colegiada NºAO08663
    Licenciada y doctora en Psicología por la Universidad de Málaga desde el año 2016.

    Desde una orientación cognitivo-conductual le permite ofrecer un abordaje integrador de diversos aspectos de problemas de conducta relacionados con la fisiología del sistema nervioso, como problemas de sueño, alteraciones de la conducta alimentaria, así como el tratamiento de diversos trastornos del miedo y la ansiedad. Por otro lado, continúa su formación en terapias EMDR; actualmente es terapeuta de EMDR nivel I.

    CONTACTA CON NOSOTROS

    📞 672 40 40 40

    DESEO RECIBIR ESTOS ARTICULOS

    7 + 5 =

    Loading...
    Escanea el código